
Gracias por el respeto y el afecto mostrado, por la confianza que habéis depositado en mí, por dejar salir vuestras emociones y compartirlas conmigo.
Gracias por esos pequeños momentos: pintacaras, pelotas de malabarista, barquitos veleros, fantasmas, monstruos, flores y arañas comestibles, varitas mágicas, caballos de calcetín, cohetes espaciales...
Gracias por haberme ayudado a crecer un poquito más como maestra.
Muchas gracias familias, de todo corazón.
Prometo hacer un gran bizcocho de limón con los frutos de vuestro precioso regalo, y disfrutarlo con todos vosotros.
Nos vemos por el cole. Siempre estaré aquí para recibir un abrazo vuestro.